El Gobierno de España ha impulsado la aprobación de un nuevo Plan Técnico Nacional de la Televisión Digital Terrestre (TDT), que conlleva cambios técnicos significativos en la transmisión televisiva y abre un concurso público para adjudicar una nueva licencia de televisión en abierto a nivel estatal.
Este informe detalla los cambios técnicos en la TDT que implica el plan, recoge las reacciones de empresas y organismos del sector ante estas medidas, y analiza el impacto previsto en los espectadores y en la industria audiovisual.
Adaptación a nuevos estándares. El Plan Técnico actualizado busca modernizar la TDT española adoptando estándares de transmisión más avanzados. En concreto, se introducirá progresivamente la tecnología DVB-T2 (Digital Video Broadcasting - Second Generation Terrestrial) en lugar del actual DVB-T, junto con un nuevo sistema de codificación de vídeo H.265/HEVC.
Estas tecnologías permiten la difusión de contenidos en Ultra Alta Definición (UHD o 4K) con un uso más eficiente del espectro radioeléctrico. La mejora en eficiencia es notable: DVB-T2 ofrece aproximadamente un 30% más de capacidad de transmisión que DVB-T para una misma señal, lo que abre la puerta a más canales o a mayor calidad de imagen con el mismo ancho de banda disponible.
Distribución del espectro y multiplexación. El plan redefine cómo se reparte el espacio en los múltiplex digitales (conjuntos de canales que comparten una misma frecuencia) tras la migración tecnológica. Cabe recordar que desde febrero de 2024 todas las emisiones de la TDT en España son, por mandato legal, al menos en alta definición (HD), habiéndose apagado definitivamente las señales en definición estándar (SD) en esa fecha.
Gracias a esta transición a la HD y a la próxima adopción de DVB-T2/HEVC, se libera parte del espectro radioeléctrico antes ocupado. Según explicó el Ministerio, “cuanto mejor es la tecnología, se requiere menos espacio radioeléctrico y el espacio que se ha liberado debe ocuparse”, ya que la legislación española no permite tener espectro vacío. Por ello, el Plan Técnico prevé utilizar esa capacidad sobrante para nuevos servicios, incluyendo un canal adicional en abierto.
Emisiones en 4K y fases de implantación. La introducción de DVB-T2 se realizará en dos fases. En la Fase 1, a desarrollarse en 2025, se actualizará uno de los siete múltiplex nacionales actuales (el múltiple denominado RGE2) para emitir en DVB-T2 con codificación HEVC.
Esto permitirá lanzar hasta cuatro canales en resolución UHD 4K en simulcast (es decir, emitiendo la misma programación que en HD de forma simultánea) en ese múltiple. Concretamente, está previsto que además del ya existente canal experimental La 1 UHD de RTVE, se incorporen otro canal UHD de RTVE, uno de Mediaset y otro de Atresmedia.
De este modo, cadenas como Antena 3 o Telecinco podrán ofrecer contenidos en 4K, brindando a los espectadores una experiencia visual muy superior en calidad de imagen. Al mismo tiempo, la reconfiguración liberará espacio para un nuevo canal en HD, cuya licencia se adjudicará mediante concurso público (ver sección de reacciones).
En esta primera etapa, se modificarán frecuencias de algunos canales existentes: por ejemplo, cadenas como Clan (RTVE), Atreseries (Atresmedia), BeMad (Mediaset) o DKiss deberán cambiar de múltiple para dar cabida a las nuevas señales UHD. Por ello, será necesaria una resintonización de los televisores por parte de los usuarios para seguir viendo esos canales en sus nuevas frecuencias y para captar los nuevos canales que comiencen a emitir.
La Fase 2 del plan será la migración completa al estándar DVB-T2 en todos los múltiplex de TDT, de modo que todas las cadenas pasen de HD a UHD en sus emisiones regulares. Esta fase definitiva no tiene fecha fijada aún; el Plan Técnico establece que no se ejecutará hasta que el parque de televisores lo permita, definiendo como criterio que al menos 95% de los receptores TDT sean compatibles con DVB-T2 y 90% de los televisores puedan reproducir señales 4K UHD.
En otras palabras, se esperará a que la gran mayoría de hogares dispongan de equipos adecuados antes de apagar definitivamente la emisión en el estándar actual. Cuando llegue ese momento, los hogares que no hayan adaptado sus equipos (mediante la compra de un televisor moderno o un decodificador externo compatible) dejarán de recibir la TDT por completo.
No obstante, se estima que dicha transición total tomará varios años: a finales de 2023 solo el 58% de los hogares españoles tenía acceso a DVB-T2 y apenas el 31% de los televisores en uso soportaban este estándar, por lo que queda camino para alcanzar la penetración necesaria.
Mejoras adicionales. Además de la mayor calidad de imagen que supondrá la Ultra Alta Definición, el nuevo Plan Técnico incluye otras novedades tecnológicas. Por un lado, incorpora servicios para mejorar la accesibilidad, como sistemas de radio asociados a la TDT para personas con discapacidad auditiva. Por otro, se abre la puerta a realizar pruebas de emisión de TDT sobre redes 5G (tecnología 5G Broadcast).
Este último punto permitiría en el futuro que la señal de televisión digital terrestre pudiera recibirse en smartphones y otros dispositivos móviles compatibles, integrando la TDT en el ecosistema de conectividad 5G. Todas estas medidas buscan asegurar que la televisión abierta evoluciona con los tiempos y aprovecha al máximo el dominio público radioeléctrico, manteniendo su vigencia frente a otras plataformas de distribución de contenidos.
La aprobación inminente de estos cambios ha suscitado diversas opiniones entre organismos reguladores, radiodifusores y grupos mediáticos. En general, existe consenso en que la modernización era necesaria para adecuar la TDT a los nuevos hábitos y tecnologías, si bien algunos actores han manifestado cautela sobre ciertos aspectos de su implementación.
Postura del Gobierno. Desde el Ejecutivo se ha defendido la actualización como un paso obligado. El ministro de Transformación Digital, Óscar López, recordó la “obligación de actualizar el Plan Técnico nacional” tras el cambio tecnológico que supuso el paso de toda la TDT a alta definición. Según López, la mejora tecnológica libera espectro y “la legislación española establece que no puede haber espacio libre”, de modo que corresponde reutilizarlo para ampliar la oferta. El Gobierno llevó a consulta pública el proyecto de real decreto del Plan Técnico en septiembre de 2024 (consulta que concluyó el 14 de octubre) y tiene previsto aprobar formalmente el plan en primavera de 2025. A partir de entonces, se convocará el concurso público para adjudicar la nueva licencia de TDT en abierto incluida en el plan. El ministro evitó especular sobre qué empresas podrían concurrir al nuevo canal, subrayando que el Gobierno “se limita a elaborar un plan técnico y convocar un concurso” transparente.
Informe del regulador (CNMC). La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) emitió un informe preceptivo sobre el proyecto de Plan Técnico en noviembre de 2024, en el que apoya en términos generales la evolución tecnológica propuesta, pero alerta de posibles impactos en la competencia. El regulador valora positivamente el impulso a la UHD y la innovación en el sector, calificándolo de beneficioso para el telespectador, pero advierte que “permitir a ciertos operadores emitir en UHD de forma anticipada” puede otorgar ventajas competitivas a Atresmedia y Mediaset sobre el resto.
En la Fase 1 del plan, solo RTVE y los dos grandes grupos privados tendrán capacidad para emitir en 4K (vía simulcast) en el nuevo múltiple DVB-T2, lo que según la CNMC podría traducirse en una mayor audiencia para ellos (al atraer al público que demanda la máxima calidad) y en un mejor posicionamiento de cara a la transición futura.
Este aspecto preocupa dado que el mercado publicitario televisivo en España ya está altamente concentrado en Atresmedia y Mediaset, que conjuntamente acaparan una cuota muy elevada de inversión publicitaria. La CNMC sugiere incluso estudiar algún mecanismo competitivo para asignar esa capacidad UHD inicial de forma más equitativa.
El regulador también señala riesgos operativos: la reubicación de canales necesaria para reorganizar los múltiplex “podría provocar una potencial pérdida de audiencia” en aquellos canales obligados a cambiar de frecuencia.
Cadenas de menor tamaño podrían ver cómo parte de sus espectadores no las resintonizan inmediatamente y, por tanto, sufren caídas de audiencia. Un caso citado es el de DKiss (Grupo Radio Blanca), canal que deberá mudarse del múltiple MPE al MPE5 y que “será uno de los más perjudicados” por estos movimientos.
En cambio, BeMad (canal de Mediaset) y A3Series (de Atresmedia), que también cambiarán de frecuencia, cuentan con el apoyo de sus grupos matrices para difundir campañas masivas indicando al público cómo resintonizar, mitigando así el impacto negativo. Ante este panorama, la CNMC ha insistido en que se le permita supervisar las bases del concurso del nuevo canal, dados sus deberes de velar por la competencia en el sector audiovisual.
Asimismo, recomendó no supeditar el inicio de la Fase 1 (es decir, la activación del múltiple UHD con DVB-T2) a que esté adjudicada la nueva licencia de canal, ya que “condicionar la Fase 1 a la resolución del concurso retrasaría en varios meses el desarrollo del plan y las emisiones UHD, sin estar justificado por razones técnicas”.
La CNMC propuso suprimir esa vinculación y permitir que el despliegue tecnológico avance en paralelo al proceso administrativo del concurso.
Empresas y grupos mediáticos. Los principales radiodifusores nacionales, RTVE, Atresmedia y Mediaset, han estado involucrados en la planificación técnica y, hasta el momento, han acogido favorablemente la migración a DVB-T2/UHD, al menos en términos técnicos. RTVE ya venía realizando emisiones piloto en 4K (como La 1 UHD durante eventos deportivos), y el nuevo plan le permitirá consolidar un canal UHD público adicional.
Atresmedia y Mediaset, por su parte, podrán promocionar sus cadenas insignia en máxima calidad de imagen, algo que podría reforzar la posición de sus marcas Antena 3 y Telecinco.
Ninguno de estos grupos ha manifestado oposición al concurso del nuevo canal abiertamente – de hecho, podrían incluso considerar presentarse si las condiciones lo permiten – pero en general, su estrategia se centra en potenciar sus ofertas actuales y preservar sus cuotas de pantalla.
Asociaciones del sector, como UTECA o la plataforma Televisión Abierta, han expresado su apoyo a la introducción de la Ultra Alta Definición para mantener la relevancia de la TDT frente a otras plataformas. En el proceso de consulta, Televisión Abierta subrayó la importancia de ofrecer contenidos atractivos y diferenciados en UHD para estimular la demanda de esta tecnología por parte de la audiencia, evitando que solo sea una mera duplicación de lo ya emitido en HD.
En suma, los radiodifusores tradicionales ven en el plan técnico tanto una oportunidad (por la mejora de calidad y la posible expansión de la audiencia premium) como un reto logístico y financiero (adaptar equipos, producir en 4K y gestionar la posible fragmentación de la audiencia).
El nuevo canal en abierto: interés y cautela. La posibilidad de una nueva cadena nacional en abierto —algo que no ocurría desde la adjudicación de licencias en 2015— ha generado expectativas en el ámbito mediático. Desde que se supo que el plan técnico reservaría espacio para un canal adicional, se ha especulado sobre los posibles candidatos.
Muchos analistas apuntaron al Grupo Prisa (editor de El País y Cadena SER, entre otros) como principal interesado en volver a tener presencia en televisión. Prisa, alineado editorialmente con posiciones progresistas, habría encontrado en esta licitación una oportunidad para lanzar un canal de TV que complementase su oferta mediática, más aún dada su afinidad con el Gobierno actual y la participación en el proyecto de figuras como José Miguel Contreras (exdirectivo de laSexta, ahora director de contenidos de Prisa).
Sin embargo, la reacción oficial de la empresa ha sido de prudencia extrema. El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, comunicó a finales de 2024 a sus acreedores que no invertiría recursos financieros propios en la puesta en marcha del hipotético nuevo canal.
En lugar de aportar capital (CAPEX), Prisa solo estaría dispuesta a contribuir con recursos en especie – su marca, personal y estudios – para lanzar la cadena, evitando comprometer dinero en un negocio que no generaría ingresos en al menos tres años.
Esta postura responde a la delicada situación financiera del grupo (arrastra alrededor de 800 millones de euros de deuda) y al recuerdo de experiencias previas donde lanzar nuevas cadenas de TDT supuso pérdidas significativas en los primeros años.
Pese a ello, dentro de Prisa hay visiones más optimistas: Contreras ha transmitido a potenciales socios que, incluso con un 2% de cuota de pantalla, el canal podría resultar rentable a medio plazo, y ha buscado inversores externos para financiar el proyecto “Prisa TV”.
Esta divergencia ha trascendido a la opinión pública como un debate sobre la viabilidad real de un nuevo competidor en TDT. La negativa de Oughourlian a destinar “ni un euro” de Prisa en la nueva aventura televisiva ha sido interpretada como un choque con la estrategia que supuestamente Moncloa tenía en mente (de lograr un nuevo operador afín).
De hecho, la situación ha avivado tensiones en el seno de Prisa y en círculos políticos, con accionistas y figuras próximas al Gobierno discutiendo sobre la conveniencia de embarcarse o no en este proyecto.
En resumen, el sector recibe con interés pero también con cautela la llegada de un nuevo canal: si bien podría aportar mayor pluralidad y dinamismo al mercado, también supone emprender una iniciativa arriesgada en un momento en que la televisión tradicional enfrenta desafíos importantes.
Para los espectadores: Los cambios técnicos de la TDT tendrán efectos perceptibles en la experiencia del televidente. En el corto plazo, los usuarios deberán realizar al menos una resintonización de canales en 2025 para captar tanto los nuevos canales UHD como el nuevo canal en HD que se incorporará.
Las autoridades podrían coordinar la introducción de todas estas novedades en una única acción, de modo que el telespectador no tenga que reprogramar su televisor varias veces en poco tiempo. Aun así, será un proceso semejante al vivido con anteriores “apagones” digitales: aquellos que no ajusten sus televisores perderán temporalmente algunas señales hasta que completen la búsqueda de canales.
Para minimizar confusiones, se esperan campañas informativas que orienten al público sobre cómo proceder, especialmente dirigidas a colectivos menos familiarizados con la tecnología (personas mayores, por ejemplo).
A medio y largo plazo, el impacto principal para la audiencia será la mejora de la calidad y la ampliación de la oferta. Los espectadores que dispongan de televisores 4K compatibles podrán disfrutar de contenidos de ciertas cadenas en Ultra Alta Definición, con una nitidez de imagen muy superior y mejor sonido, equiparable a estándares de plataformas de streaming o Blu-ray. Eventos deportivos, películas y documentales, entre otros contenidos, se beneficiarán de esta mayor resolución, elevando la experiencia de ver televisión en abierto.
Por otro lado, la incorporación de un nuevo canal en abierto ampliará la variedad de programación disponible sin coste para el público. Según el resultado del concurso, podría tratarse de un canal de noticias, entretenimiento generalista o temático, lo que aportaría una voz y contenido adicional al panorama televisivo.
Esto aumenta la pluralidad mediática y ofrece a la audiencia más opciones entre las que elegir. Sin embargo, es importante señalar que quienes no cuenten con equipos compatibles con DVB-T2 no podrán acceder a los futuros contenidos UHD (aunque seguirán recibiendo las emisiones HD durante la Fase 1). Solo cuando se ejecute la migración total a DVB-T2 en la Fase 2 (dentro de unos años) los televisores antiguos perderán por completo la señal TDT, algo para lo cual se irá preparando al público con antelación.
Incluso se baraja la posibilidad de ayudas o planes de apoyo para la renovación de equipos receptores llegada esa instancia, siguiendo el modelo de subsidios que ya se aplicó en los anteriores cambios (como el Segundo Dividendo Digital para adaptar antenas comunitarias).
Para la industria audiovisual: La puesta en marcha de este plan técnico y del nuevo canal tendrá repercusiones en el mercado televisivo. En términos de competencia, la entrada de un nuevo operador nacional supone un cambio moderado pero simbólico. Las grandes cadenas privadas verán un competidor más en la lucha por la audiencia y la publicidad.
Si el nuevo canal logra consolidarse, podría arañar uno o dos puntos de cuota de pantalla en el mejor de los casos, forzando a los incumbentes a esforzarse por retener a su público. No obstante, dado el dominio que ejercen Atresmedia y Mediaset (que juntos acumulan alrededor del 85% de la inversión publicitaria en TV), es probable que ese duopolio se mantenga en buena medida en el corto plazo.
El verdadero desafío del nuevo entrante será construir una oferta atractiva y sostenible financieramente en un entorno donde la tendencia de fondo del consumo televisivo es a la baja, desplazándose hacia plataformas digitales. Su éxito o fracaso servirá de indicador sobre el futuro de la TDT como medio capaz de seguir generando nuevos proyectos.
Para los radiodifusores existentes, la migración tecnológica implica también inversiones y ajustes operativos. Adaptar la infraestructura de emisión a DVB-T2 y UHD conlleva actualizar equipamiento en los centros emisores, multiplexores y estudios de producción (cámaras, realización, postproducción en 4K, etc.). Este esfuerzo inversor podría verse compensado por ahorros en espectro (al poder acomodar más canales por múltiple) y por la posibilidad de ofrecer canales premium en calidad UHD que atraigan a anunciantes deseosos de asociar su marca a contenidos de alta calidad técnica.
Asimismo, la inclusión de mejoras como la interactividad vía 5G Broadcast o servicios para personas con discapacidad amplía el valor social de la TDT y puede generar nuevos modelos de negocio en torno a la televisión híbrida (TV conectada con funcionalidades añadidas).
Las empresas tecnológicas y fabricantes de equipos también sentirán impacto: se anticipa un incremento en la demanda de televisores y decodificadores compatibles con DVB-T2/HEVC, lo que para la industria electrónica supone un estímulo comercial. España, que se había quedado algo rezagada respecto a otros países europeos en la adopción de DVB-T2, acelerará con este plan el reemplazo del parque de televisores antiguos, dinamizando el mercado.
En cuanto a la planificación del espectro, el uso más eficiente de las frecuencias garantiza que la TDT se mantenga dentro de la porción asignada (sub-700 MHz) ofreciendo el máximo de contenido. Cabe señalar que a nivel europeo se debate el futuro de la banda UHF para televisión más allá de 2030, por lo que esta optimización podría servir de argumento para defender la continuidad de una oferta robusta de TDT en el largo plazo.
Al mismo tiempo, el hecho de que no quede “espacio vacío” sin usar (gracias al nuevo canal) responde al mandato legal nacional y evita potenciales reclamaciones de otros sectores (telecomunicaciones móviles) sobre ese espectro.
En conjunto, el nuevo Plan Técnico de la TDT y el concurso asociado representan un hito en la evolución de la televisión en abierto en España.
Los espectadores obtendrán mejor calidad de imagen y una parrilla ligeramente más amplia; la industria se moderniza para competir en un entorno cambiante, aunque asumiendo riesgos y costes; y el sector audiovisual en su conjunto envía la señal de que apuesta por la innovación tecnológica (UHD, 5G, etc.) para mantener vigente la TDT en la era de las plataformas digitales.
Las reacciones van desde el entusiasmo por las posibilidades técnicas hasta la prudencia ante las incertidumbres económicas, reflejando el delicado equilibrio entre innovación y viabilidad que caracteriza hoy al mercado televisivo.
En los próximos meses, la materialización de estos cambios (aprobación final del plan, licitación y adjudicación de la nueva licencia, lanzamiento de emisiones 4K) será seguida muy de cerca tanto por profesionales del sector como por millones de espectadores, marcando el rumbo de la televisión terrestre para los años venideros.