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Robos en comunidades de vecinos: los más habituales

Con frecuencia pensamos que los robos en comunidades de vecinos se centran siempre en el interior de las viviendas. Por el contrario, tendemos a creer que las zonas comunes de los edificios de viviendas tienen poco atractivo para los amigos de lo ajeno. Y no es así.

El vestíbulo, el parking o los trasteros son una golosina para los ladrones y, pese a que no les prestamos atención, suelen ser un objetivo claro para los robos en comunidades de vecinos. ¿Se ha parado a pensar qué objetos pueden resultar tan atractivos para que los cacos dedican llevárselos?

vigilancia comunidades vecinos

La bicicleta, estrella en los robos en comunidades

Si hay un objeto que se lleva la palma en cuando a robos en comunidades de vecinos, la bicicleta es uno de ellos.

Naturalmente, solo ocurren cuando la finca dispone de un trastero o cuarto de bicis comunitario que, pese a estar cerrado con llave, ejerce un poderoso magnetismo para los ladrones.

La razón es bien sencilla: son vehículos muy fáciles de vender en el mercado negro y, aunque no aportan demasiado dinero, sí ayudan al delincuente a financiarse.

Otro artículo codiciado por los ladrones de nuevo cuño es la correspondencia.

Pese a que existen buzones poco menos que inexpugnables, acceder a los datos personales que incorporan las cartas del banco o las facturas –como la cuenta bancaria o el número del DNI– es un caramelo muy apetitoso para quienes centran su actividad delictiva en Internet.

De todos modos, también resiste la figura de quien se hace con una publicación dirigida a otra persona –una revista, por ejemplo– y que, en ocasiones, es un vecino de la propia comunidad.

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Robos al peso

Existe otro tipo de objetos que resultan atractivos para los ladrones y, si se producen robos en comunidades de vecinos, pueden suponer un problema serio y una gran incomodidad.

Se trata de los elementos fabricados en materiales que tienen un valor por sí mismos, como el latón o el cobre. En el primer caso, la palma se la llevan los pomos y manetas de las puertas, que pueden venderse también a peso y, aunque no harán millonario a nadie, son presa fácil.

En cuanto al cobre, estamos ya tristemente habituados a leer noticias sobre el robo de este material en tendidos eléctricos o tramos ferroviarios, pero no hay que olvidar que también están presentes en los edificios en forma de cableado, de instalaciones electrónicas o de antenas.

Tres cuartos de lo mismo ocurre con las bombillas y elementos de iluminación de los edificios.

La eliminación de las bombillas incandescentes de las instalaciones y la progresiva extensión de los sistemas de bajo consumo o de leds (de un precio notablemente mayor) convierte a estos productos en otra diana habitual en los robos en comunidades de vecinos.

Todo esto parece poca cosa, pero imaginen la incomodidad de tener una puerta sin pomo, una escalera sin luz y un edificio sin cables ni antena de televisión. Un incordio, ¿no? Pues añadan a eso si, además, desaparecen elementos como los cubos de basura o los tablones de anuncios, objetos que muchas veces son víctimas del vandalismo más que de los robos en comunidades de propietarios.

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Acción vecinal y fraude

A nadie sorprenderemos si decimos que la convivencia entre vecinos no siempre es fácil y que, con frecuencia, pueden suceder encontronazos o malas relaciones.

Tampoco es raro que esos problemas, en lugar de afrontarse, se traduzcan en acciones más propias de las travesuras de los niños que de personas adultas.

Desaparición de felpudos, robo de plantas ornamentales de las zonas comunes… Pueden ser causados por ladrones y personas ajenas, pero no conviene descartar alguna acción ‘interna’ generada en el seno de la finca y que algún vecino astuto haya decidido adornar su vivienda a costa de la comunidad.

Conviene prestar atención a los elementos de la comunidad que requieren un mantenimiento periódico y asegurarnos de que este es realizado por empresas serias y autorizadas.

De lo contrario podemos encontrarnos con presuntas firmas anti-incendios que nos roban los extintores con la excusa de revisarlos o con ladrones que, haciéndose pasar por los encargados del mantenimiento de las puertas del parking, arrasan con todo: objetos en el interior de los coches, bicicletas, sistemas electrónicos de apertura a distancia…

310 robos en viviendas al día en España

Según datos del Ministerio del Interior, en el año 2015 se produjeron en España 113.452 robos en viviendas, lo que supone una media de 310 al día. Además, la tendencia de los primeros trimestres hace prever que 2016 se saldará con una cifra algo mayor, en torno a los 10.000 robos más. 

Las fuerzas de seguridad trabajan para reducir ese número, pero son los mismos propietarios quienes pueden colaborar a tener una mejor vigilancia de las comunidades de vecinos. Y una de ellas es la videovigilancia como medida preventiva y disuasora.

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La videovigilancia, la mejor solución

Como hemos visto, hay cosas atractivas para los ladrones que, sin estar en el interior de nuestra vivienda, sí tienen influencia en nuestro bienestar y en nuestra economía. ¿Cómo ponerle freno a ese goteo incesante de gastos e incomodidades?

Se ha demostrado que la videovigilancia es una medida muy eficaz para la protección de las comunidades de vecinos. Disponer de un sistema de grabación con videovigilancia adecuado y de una empresa que se ocupe de su perfecto funcionamiento es fundamental para mejorar la seguridad de cualquier edificio.

Y en Digital Mantenimientos somos especialistas en videovigilancia para comunidades de vecinos y parkings. Contacte con nosotros y le ofreceremos un presupuesto personalizado y adaptado a sus necesidades.

Con Digital Mantenimientos, diga adiós a los robos en comunidades de vecinos.

 

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